miércoles, 6 de marzo de 2013

ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA



ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA

 

Todo transcurrió en silencio cuando saliste esa mañana aventurada por tus ansias de descubrir la vida.

En tus primeros aleteos noté que tu pequeñez poco importaba ante tus afanes de gigante.

Me sentí pequeño y sin embargo eso parecía gustarte, porque podíamos mirar  las mismas cosas, nos entendíamos muy bien.

Miramos los cielos juntos; esa inmensidad que nos reunía en un lugar determinado, esa casa para hormiguitas pequeñas, que puede variar a su gusto, como si un día en mi hogar se me ocurriera pintar el techo de azul y en otras oportunidades decorarlo de forma diferente.

Suerte que mis zapatos se podían aferrar a la tierra y me detuvieron en ese lugar por un momento.

Rápido y fugaz pasó ese instante, pero sentí que duró una eternidad encerrada en mis pensamientos.

Entre el cielo y la tierra, entre prisas y pausas, entre bajadas y subidas, entre amores y odios, entre vidas y más vida,  entre tú y yo… ¡cuánto pasa!, ¡cuánto cambia!, ¡cuánto crece!

Vuelo de pájaros son mis deseos que abren sus alas, pueden romper la gravedad y elevarse más alto que las nubes.

De tanto subir y bajar se me olvido hacer nido en un lugar fijo, para no quedar atrapado en un solo sitio, para no diluir mis verdades y matar mi locura.

Entre el cielo y la tierra paso caminando y otras volando.

Y soplan brisas del corazón que me llevan de aquí para allá.

A veces siento un fuego que quema todo lo que hay a mi alrededor.

Otras veces siento copos de nieve y me siento un pino extendiendo sus brazos, para emblanquecer sus ramas.

Sin embargo a veces tiemblo, como la tormenta hace con las copas de los árboles; entonces me resguardo en un rincón y miro desde allí  todo pasar, por si empieza a llover, por las dudas…

Cuando se empaña el cristal de mis ojos por el frio de la soledad, salgo por las aguas de la vida y otra vez sale el sol para entibiar mi mirada nuevamente, entonces siento todo renacer.

Entre el cielo y la tierra logro que el sol brille dentro de mí.

Si te encuentro otra vez  por el camino y podemos juntar nuestros deseos nuevamente, sentiré pequeña la distancia que separa nuestros pies del abismo hacia la estrella más lejana.

Solo el mar de nuestros pensamientos nos puede separar en el horizonte lejano de nuestras esperanzas compartidas.

¡Me detuve a mirarte gaviota, volando entre el cielo y la tierra!

¿Adónde iras?… ¿Porque tu algarabío ajeno al resto?… ¿Porque tu aletear cansino pero lleno de melodías en el aire?… Algunas veces por debajo y otras por encima de tu pista de aterrizaje de algodón…

Pero sigues tu vuelo sin importarte nada más… Porque así eres tú, tal como yo.

Qué suerte que te encontré aquella mañana, como descubriendo vidas diferentes y tan iguales a la vez, suerte que te vi y tú me miraste de reojo.

Poco te importó ser pájaro y yo hormiga, ser aviadora y yo apenas aprendiz de vuelo, poder ser vista por muchos y yo apenas puedo verme a mí mismo.

Entre el cielo y la tierra transcurren tu tiempo y el mío… nuestros vuelos lejanos… tu algarabía junto con la mía… nuestras vidas compartidas y libertades del corazón…

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