domingo, 8 de septiembre de 2013

APRENDER A VOLAR



No son nuevos mis anhelos por sentirme despegar de esta tierra y tomar altura.
No son nuevas mis ansias de aprender a volar.
Siempre lo he comparado con una sensación inconmensurable de sentirme libre de verdad.
No se trata de querer liberarme de responsabilidades o compromisos asumidos y echarme al abandono.
No se trata de no sentir felicidad por lo que la vida me ha regalado.
Y aunque sé que el reparto de felicidad, es diferente en cada persona, creo que todos podemos alcanzarla, cuando aprendemos a volar.
Por ello, las aves vuelan a diferentes alturas y velocidades, según su especie, según sus prisas, como para que aprendamos a imitarlas en nuestros afanes.
He visto quienes toman carrera de larga distancia y luego se arrojan al precipicio para intentar levantar vuelo.
Otros solamente abren sus alas y dejan que el viento los eleve, claro, hasta que puedan romper la gravedad que los ata a las razones.
Lo cierto es que mis sueños nunca dejan de enseñarme que todo es posible, que realmente se puede soñar despierto, que me puedo encontrar en un momento detenido y en otro muy alto.
He visto mis campos de algodón sobre las nubes, cuando me desentendí de mis tonterías, cuando logré estar en paz conmigo mismo, cuando amé de verdad, cuando reí sin parar, cuando sentí los aromas diversos en el aire, cuando te recordé en el tiempo…
Y floté en mis pensamientos, en mi percepción de las cosas.
Y volví a sentirme pájaro, ¡por fin retorné!, como las golondrinas en cada primavera.
Volví a trinar con algarabío ensordecedor, de cantos de mi alma, profundos del corazón, de suspiros en mi mente.
Y miré los campos de la gente, miré los ríos, los autos, las casas, los árboles, las calles; miré, tan sólo ello.
Pero nada me detuvo hasta llegar hasta la nube más alta donde pude descansar.
Y llegué al sol de mis ideales, al sol de mis locuras, al sol de mi vida, que hace arder el corazón, que hace desatar tempestades ocultas para colocar la calma, para que soplen brisas nuevamente.
Aprendí a volar hace mucho tiempo, sólo que a veces no lo recuerdo, sólo que a veces me dejo domesticar.
Fue hace un momento, en un instante, en que volamos juntos hasta donde quisimos.
Voy a esperar otro ratito, voy a respirar otros aires, voy a entibiar mi plumaje extraño y retornaré con ánimos renovados, hasta que abra mis alas nuevamente y me atreva a volar…

No hay comentarios:

Publicar un comentario