sábado, 28 de septiembre de 2013

ESTA MAÑANA

Esta mañana desperté con ansias de verte otra vez.

Miré por la rendija de la ventana y sentí tu aire de renuevo.

Encontré las casas como tristes de soledades, pero que parecían alegrarse de verte nuevamente, igual que yo.

Tu brisa mañanera daba un brillo de alegría y tu perfume inconfundible a flores, a tierra, a sol, a vida, daba un toque de esperanza al día que comienza.

Esperanza que es mi vida, que día a día se renueva; tal como tú, tan ardiente, como esos rayos de sol que comienzan a entibiar de a poco y que van quemando el dolor y la tristeza.

Bienvenida mañanita, mí mañana.

Bienvenida y quédate un rato hasta que te vea crecer, hasta que mi corazón se entibie y pueda verte más hermosa y te pueda abrazar sin dejarte ir.

Pero sé que tienes que seguir…

Ya te han anunciado los pájaros, con mil sonidos tornasolados; claro, en su idioma, que aún no entiendo bien; pero que día a día me enseñan a escuchar y a comprenderte un poco más.
De cantos y silencios estás hecha, de nacer y morir sabes bien, de soledades y melancolías conoces, de alegrías y esperanzas renuevas el alma, de belleza inconmensurable es tu naturaleza.

¡Y allí estás!

Que más puedo pedirte, si todo me lo das; sin pedirme nada a cambio, sólo que despierte, sólo que te vea, sólo que acepte tus regalos.

¡Que generosidad, mí querida mañana!

Yo también quiero anunciarte en mi idioma, que tan sólo trata de admirarte.

Ojala los pájaros me hubiesen escuchado, pero no lo creo, tan sólo miré y pronuncié silencios de enamorados.

Traté de mirarte de otra forma, con ojos agradecidos, que es la memoria de mi corazón, por cuanto me has regalado desde que nací y no me había dado cuenta.

Quizá esa luz que alumbró tanto tiempo, entró un poquito por las rendijas del corazón y lo entibió para decirte que te quiero.

¿Y me pregunto?, ¿cómo hiciste para amarme sin darme cuenta que estabas allí, que me abrías los ojos con cariño y con tu luz me acariciabas?

¡Cuanto esperaste mañana mía!

Quiero estar despierto para agradecer tu infinita bondad.

Mañana cuando otra vez me abraces y te mire, te voy a sorprender, para poder alegrarte un poco y hasta tal vez te quedes un ratito más…

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