SUEÑOS
Hace poco me hablaste y me quisiste
contar tu sueño.
Un sueño que sin saber yo formaba
parte de él, como quién se sorprende de estar en dos lados a la vez, aún en
tiempos diferentes, aún viajando en el pensamiento y en los anhelos del
corazón.
Me sentí tan parte de él como si
estuviera viviendo y compartiendo ese momento que soñaste.
Porque nos encontramos después de
tanto… y la vida nos llevo por otros caminos lejanos… y nos volvió a unir, como
quien trata de unir con hilos invisibles un collar de caracolas.
Cuántas de ellas hemos recogido en
nuestra vida y las hemos guardado por las dudas, por si las necesitáramos
utilizar nuevamente.
Y me soñaste como éramos antes, como
anhelo volver a ser hoy, despreocupado y feliz, con nuestras locuras de adolescentes
compartidas.
¡En mis divagues de toda la vida y mi
forma de creer las cosas!
Sueños de jugar y reír, sin importar
nada más, de hartarnos de decir tonterías para los tontos y simplezas para los
simples.
Sueños de encontrar amigos de la vida
perdidos quien sabe donde, pero de sentarnos juntos otra vez…
Claro, te me adelantaste en el camino
y sabiendo nuestros deseos de encontrarnos tomaste la iniciativa, con corazón
de niña pequeña, como siempre adoré a mis amigos del alma.
Sentiste vergüenza de estar allí, como
yo también tal vez la sentí, pero con la alegría de estar divirtiéndonos sin
importarnos nada más.
Y sin embargo la delicadeza te
pertenecía, era tu fantasía hecha realidad, tu sueño de pájaros, de volar y de
cantar, de querernos con locura y de abrazarnos en risas.
Sueños que nos hacen vivir la vida de
forma diferente, de creer en los milagros simples y profundos, de sentirnos
respirar nuevamente, de saber que estamos juntos, de encontrar lo perdido y
hacerlo durar toda la vida…
Y me sentí otra vez igual, otra vez
deseando cantar las canciones que juntos entonábamos y compartimos con muchos,
pero más que eso, de poder encontrar el milagro en tus sueños, que también son
los míos.
Quién no sueña tal vez ha perdido la
ilusión y el milagro mágico que hace realidad nuestros sueños.
Sueños de grandes que son niños aún,
de compartir habitaciones, de colgarnos de la cama para reírnos juntos, de
comer maní con chocolate, de dormir de verdad…
Aún la vida me sigue enseñando y
cuando te miro a los ojos me siento con vergüenza, esa que tú sentiste cuando
soñaste.
Pero doy gracias a ti y a tu sueño,
por dejarme intentar volver a ser como éramos antes.
Claro que podemos ser lo que
anhelamos, claro que yo también puedo intentar volar más alto con mi traje de superman…
Soñé un día poder encontrarnos y por
suerte así fue.
Soñé un día abrazar la vida y
enamorarme cada día de ella.
Soñé muchos sueños y otros aún están
por llegar.
Sueños que duran siempre, que te
pertenecen y que los puedes transformar con un simple deseo de tu corazón para
ser lo que quieras y deseas…
Sueños de tu corazón de niña, de tu
vida agitada, de tus anhelos verdaderos y de tu amor sin fronteras…
Dante
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