lunes, 19 de septiembre de 2022

 



BICHITO DE LUZ

 

Salimos a caminar aquella noche en que la luz nocturna es bastante generosa, en la cual podíamos ver figuras delineadas en matices de grises.

Cuando nos alejamos un poco del lugar de nuestra partida se dificultaba un poco más nuestra visión, pero daba lugar a la imaginación que nos permitía ver un poco más.

Seguimos un tramo más hasta que nos detuvimos al borde de un alambrado junto a unos viejos sauces.

Y me dijiste ¡mira!, ¿que es eso?, ¡que lindo!... y yo sabiendo tus ansias de curiosear todo, caminamos un poco más, aún sin contestarte pero sintiendo que estabas exigiéndome una respuesta.

Cuando estábamos cerca me dijiste: ¡son lucecitas que prenden y apagan y se mueven!

Entonces allí te contesté: ¡son bichitos de luz!

Corriste tratando de atraparlos sin saber bien que buscabas…

Son muy frágiles…

Tomé uno en mis manos…

Ves son de color negro y acá en la pancita prenden una lucecita…

Lo tocaste con cariño, ¡tu rostro se iluminó!

Me miraste con ojos inmensos y echaste a volar…

 

A partir de ese momento te convertiste en un bichito de luz y expandiste tu luz e iluminaste un poco más aquella noche…

Curiosa es la naturaleza en sus maravillosas formas de expresión, en su misteriosa manera de iluminar la oscuridad, en sus habitantes nocturnos.

Pude atraparlos varias veces en mi mano, seguir su vuelo, verlos entre el pasto y esperar a que otra vez se produjera el milagro de que iluminasen, para mi sorpresa y admiración, alegría y emoción, para decorar como si fueran luces en un árbol de navidad.

Parecían al principio que eran pocos, luego unos cuantos y al final una multitud…

Con el tiempo me pareció que habían desaparecido, como quien roba alguna estrella en el cielo, porque nos encerramos tal vez en nuestra propia vida y no nos detenemos o tomamos el tiempo para buscar nuevamente aquello que nos parecía un milagro de la naturaleza.

He vuelto a transitar caminos donde los pude observar otra vez, como pocas veces puedo mirar y entre verdes oscuridades ¡allí están!, igual que antes, igual como los recordé siempre y su luz encendió mi corazón…

Tan sólo si pudiera verte otra vez como aquella noche que juntos los descubrimos, pero el tiempo y la distancia lo impide, porque pasaste en mi vida y ese es mi recuerdo de ti, ¡que fuiste un bichito de luz!, que echabas a volar cuando te necesitaba, que te detenías junto a mí y cuando lo requería tu luz iluminaba mi rostro.

Entonces comprendí que me habías dejado un poco de ti y que podemos iluminar un poquito y levantar vuelo, llenar de ilusiones un corazón, cambiar oscuras tristezas por alegría destellante…

Me di cuenta de que tenemos en nuestro interior esa parte de luz que tan generosamente nos regala la vida.

Entonces cuando llega la noche en algún lugar, cuando falta la claridad, cuando necesitamos creer en milagros, tu luz y mi luz pueden ser como los bichitos de luz.

Bichitos de luz que han pasado por mi vida y siempre los recuerdo…

Aún siguen iluminando mi camino y traen nostalgias por sentir su calidez. 

Bichitos de luz que están en mi vida y que pasan a mi lado para acompañarme y alegrarme, para no perder la ilusión de poder transformarme en uno más de ellos e iluminarte aunque sea un poquito en mi sencillez y en mis amores locos.

Y al principio parece que son pocos, luego unos cuantos y al final ¡una multitud!

¡Bichitos de luz que vendrán y que llenarán los espacios vacíos!

Para iluminar siempre el camino y augurar esperanzas en tiempos donde muchas veces la oscuridad quiere rodearnos de tristeza…

Y su luz se expandirá e iluminará un poco más la noche.

¡Ves ahora prendió!, luego se apagó, ¡que lindo!, cuando prenden parecen farolitos…

Vamos a levantar vuelo…

Vamos a creer y soñar…


Dante

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