COMO CUESTA
Como cuesta entender y entenderte.
Como cuesta aceptar y aceptarte.
Cuanto tiempo pasó desde que empecé a
hacer uso de razón y comencé a hacerme preguntas.
Preguntas que han sido tan
interminables y tan lejanas como las estrellas.
Destellos de luz muchas veces han
enceguecido mi mente que te busca en verdad, sin falsedades, ni orgullos.
He recorrido mil caminos, mil
filosofías, mil historias pasadas y serán mil por venir y sin embargo apenas te
veo.
Te veo cuando puedo sentirte, cuando
puedo hacer algo por alguien, o por mí mismo.
Te hablo a ti querida alma.
Alma mía que te has ido formando de
amores y de sentimientos, que trato cada día de hacerte más parte de mí.
Pero cuanto y como cuesta, porque mil
nubes tratan de cubrirte, tan sólo como chispitas de ilusiones, recuerdos,
anhelos y amores, encienden un fuego que
corre por mis venas como un inmenso torrente que no tiene fin.
Te quiero atesorar con mil broches de
oro para prenderte en mi corazón, te quiero dejar en libertad como el cielo
azul y no encerrarte en celdas que irremediablemente no te dejarán ser lo que
eres.
¿Quién puede describirte?, ¿quién
puede decir quién eres?
Pero estás allí y si te dejo volar, en
un instante puedes recorrer mil lugares, los más bellos e increíbles, sin importarte
el tiempo, ni el lugar, allí vas y me traes lo mejor.
Cuantas veces escuché que mis ojos son
tus ventanas.
Pero no siempre han estado abiertas,
no siempre con transparencia y decoradas con cortinas de croché.
No siempre mi mirada ha sido como un
torrente, porque tú eres así, calmas mis ansiedades y mis locuras de querer lo
que no se puede querer, de sentir lo que me enseñaste y de mirar con
agradecimiento.
Te siento y escucho como mil violines,
siempre con afinación exquisita.
Tan sólo si pudiera acompañarte nada
más.
Y tengo que aprender a observar mucho
más, pues si miro a mí alrededor me doy cuenta de cuantos caminan como sin
saber que estás allí, en cada uno de nosotros.
Si me acerco a las cosas que amas
seguramente aprenderé más de ti.
Cuando miro a la naturaleza allí me
haces sentir tu presencia y me explicas muchas cosas que ni mil libros
encierran en sus textos.
Cuando miro a los pequeñines te pones
enseguida a conversar con ellos como si se conociesen desde siempre.
Cuando amas, amas de verdad y podrán
pasar mil tormentas que quieran arrebatar tus alas pero no podrán.
También te han querido engañar con
falsas promesas, con mil creencias, con intereses engañosos, pero has salido
airosa, porque algo me has enseñado.
Cada día quiero que me encuentres y no
me dejes sólo, sino sería tan sólo como un vaso sin contenido que no calma la
sed.
Te nombro y te quiero.
Eres la poesía de mi corazón y la
razón de mis sinrazones, mis fantasías de colores, mis vuelos lejanos y mis
campos de algodón.
Todo cuanto pueda decirte es poco para
tratar de describirte, pero te siento como siento el viento que mueve las
flores, los árboles y el mar.
Y tu lluvia es mansa que va mojando mi
corazón de a poquito, reverdeces todo en mí, como lo haces en los campos
amarillentos luego de la sequía.
Y me quedo suspendido en emociones, me
siento feliz, me siento respirar acompasándote y ya no importa nada más.
Gracias te doy por otro día más en que
me has hablado, pero no con palabras huecas, sino con sentimientos profundos.
Alma mía te estoy esperando siempre…
Dante
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