OJITOS TIERNOS
Hacía frío; salí a la puerta y sentí
la brisa otoñal, miré el cielo y vestía ya de color gris y blanco, apenas
dejaba ver su carita azul.
Pensé en nada pero buscando todo
aquello que cada día hace brillar el sol dentro de mí.
Las hojas corrían apresuradas, jugando
a las apuradas para llegar a su destino antes que tal vez la lluvia las mojara.
Me sentí en mi soledad ocupado de mis
pensamientos y buscando enamorarme otra vez cada día de la vida.
Y te vi acercar, para mi suerte, para
tu curiosidad, para mi recuerdo y para tu rápido olvido.
Venías dando pasitos presurosos, dos o
tres tuyos y uno de tu mamá.
Estabas bien acompañada pensé, tal vez
tu pensarías lo contrario, pero venías con tus hermanitos y tirando del
cochecito.
Ojitos tiernos que te vi pasar, que me
miraste y cautivaste mi mirada, mi corazón y toda mi atención.
¿Como describir tu mirada?
Tal vez un lago inmenso rodeado de
montañas y un campo lleno de flores amarillas o un cielo azul, podrían
asemejarse a tu pureza y paz del corazón.
O quizás ojitos tiernos, la ternura de
una caricia o un beso de enamorados era como tu amor derramado sin importarte
quien era yo.
Tenías 2 moñitas en tu pelo y dos
alegres colitas que parecían aletear como queriendo volar.
Y te vi volando en tus sueños de
infancia feliz, en tus aires de niña mimada y tu alegría de descubrir la vida.
Ese momento que me miraste esperando
que te correspondiera, fue como si el tiempo se detuviera y todo quedase
estático por un momento.
Mi corazón se detuvo en vida, apenas
te pude sonreír con vergüenza y pude levantar mi mano para saludarte.
¡No lo pude creer pero tú también
inclinaste tu boquita para saludarme!
¡Que felicidad!
Y te quedé mirando pasar como deseando
que no te fueras, como deseando que te sentaras junto a mí y me dijeras algo,
no importa que fuera, sólo escuchar tu voz que sería tan dulce como la miel y
tan sabia como tu inocencia de amar sin razones.
Ojitos tiernos de dulce de leche, de
cascaritas de alpiste, de lluvias de colores en mis ojos, de corazoncitos rotos
y de libertades verdaderas.
Si volvieras a pasar, si supiera la
hora o el día, te estaría esperando sólo para volverte a ver y no sé si podría
evitar que una lágrima del corazón me invadiera.
Como un angelito del cielo fue tu
presencia que pasaste tan rápido y transformaste todo en mi ser.
Que suerte que te pude ver, que suerte
que recuerdo tus ojos, tu andar de puntillas y tu campera tan inflada, seguro
que debajo estarían tus alitas que al dar vuelta a la esquina te harían ir a tu
mundo que quisiera que fuese también el mío, ¡cuanto lo anhelo!
Ojitos tiernos que me dejaste tu amor
con ese toque mágico, que me devolviste la vida y que te puedo escribir.
Tal vez nunca lo sepas pero cada vez
que te pueda volver a leer te volveré a recordar y otra vez hechizarás mi
corazón.
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